Seguro que has oído hablar de la última tendencia bucodental: los cepillos de dientes de bambú. La creciente conciencia social por el cuidado del medio ambiente, ha propiciado la aparición de alternativas eco-friendly que evitan el consumo excesivo de plástico.
Y es que los dentistas recomiendan cambiar el cepillo de dientes cada 3 o 4 meses, para impedir que la acumulación de bacterias y el desgaste de las cerdas afecten a la salud oral.
Estas dos realidades han hecho posible que el bambú sea considerado como una buena opción para las personas que quieren contribuir a la conservación del ecosistema. Además, prometen la correcta limpieza de la boca y ser completamente biodegradables.
Dada la falta de estudios científicos que avalen los beneficios de esta nueva tendencia, la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid ha querido aportar su visión profesional sobre los cepillos de bambú.

Un cepillo ¿100% biodegradable?
El mango de estos cepillos de dientes está confeccionado con un material completamente biológico y, por tanto, degradable: el bambú. Esto quiere decir que no debes preocuparte por el qué será de este instrumento una vez haya acabado su vida útil: es capaz de desintegrarse por sí mismo en unos meses si se entierra.
Pero no hay que olvidarse de comprobar cuál es la composición de las cerdas, pues también forman parte del cepillo.
Es posible encontrar cerdas fabricadas también de dicho material natural: en este caso, bambú. Sin embargo, las cerdas que se encuentran en la inmensa mayoría de cepillos son de un elemento llamado tynex -aunque algunas pueden estar fabricadas con nylon-.
“El tynex es un material con un nivel muy bajo de abrasividad, por lo que no perjudica las piezas dentales ni las encías. Además, impide el crecimiento bacteriano”, explica la doctora Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la Clínica Dental Ferrus & Bratos.
Si se quiere realizar un reciclaje correcto y completo, en caso de que las cerdas no sean naturales, sería necesario retirarlas del mango. Esto se debe a que dichos materiales -el tynex y el nylon- no se degradan por sí mismos.

Es posible quitar las cerdas con la ayuda de unas pinzas, y siempre desechando también la parte metálica que se encuentra en el interior del cabezal para, así, llevarlas a su contenedor correspondiente.
Aunque esta acción solo habría que hacerla cada vez que se cambia el cepillo, es decir, al cabo de 3 o 4 meses, no parece un esfuerzo muy razonable.
Es por eso que, antes de comprar un cepillo de dientes de bambú, conviene tener toda la información posible sobre cuáles son sus componentes.
Con el fin de crear un cepillo que realmente sea 100% biodegradable, no solo el mango, las empresas que los venden han decidido fabricar las cerdas con materiales eco-friendly. En concreto, están hechas de filamentos de fibra de bambú.