Sabemos de la importancia de hacer deporte, sobre todo si tienes un trabajo sedentario. Pero es complejo encontrar ese deporte que nos emocione, que nos sintamos bien y sobre todo que no tengamos remordimientos si nos saltamos alguna clase.

La verdad es que toda mi vida he estado probando diferentes tipos de deporte; como Crossfit, Yoga, Pilates y clases de baile deportivo. Y, aunque me lo pasaba bien en todas las actividades, el punto negativo era que si un día no iba, perdía el dinero pagado, más que realmente el ejercicio que dejaba de hacer. Hasta que entré en Pole Dance, y hoy me decido a contaros mi experiencia.

Antes de animarme, tenía algunos prejuicios que me habían impuesto (o me han ido imponiendo a lo largo de mi vida). Y sí, me imaginaba a la chica sensual moviendo sus caderas y deslizando por la barra. Y siendo sincera, no me veía así. Pero empecé a investigar más, ver videos de youtube, leer artículos, y fue entonces cuando decidí probarlo por primera vez.

Busqué por internet un sitio donde impartieran clases, y estuviese por mi zona, y llamé. Les expliqué que llevaba más de un año sin hacer ejercicio alguno, y que si eso era un inconveniente para comenzar. La verdad es que la persona que me atendió fue muy amable, me estuvo explicando que hay diferentes niveles, y que fuera a la primera clase con una toalla, magnesio para las manos, un culotte y un top.

El culotte y el top resonó en mi cabeza con mucha fuerza, me sentía como que iba ha hacer deporte desnuda, la imagen de la bailarina volvía a mi mente. Para que entendáis, soy de esas chicas que hacen deporte con camisetas largas y anchas y leggins largos.

Aún así, fui a mi primera clase y me dije a mi misma, «si no te sientes cómoda, te vistes y te vas«. Después del calentamiento previo, me quede con el ‘uniforme’ y cuando comencé a bailar con la barra me di cuenta el por qué necesitaba de esa ropa. Exponer nuestra piel en la barra hace que nos agarremos mejor, ya que no solo se usa las manos, si no que usamos todas las partes de nuestro cuerpo como los codos, detrás de las rodillas, hombros, etc.

La sensación del primer día fue muy buena, y eso que no hice agarres difíciles. Más bien fue un contacto con el deporte del Pole Dance. Pero un contacto en el que salí llena de energía y, por supuesto, me sentí sexy y aprendí a valorar más mi cuerpo.

Después de un mes realizando esta actividad noté que mi cuerpo había mejorado. Pues notaba más fuerza en los brazos y las piernas. Y tras cuatro meses (que son los que llevo ahora), noto un cuerpo más tonificado y tengo más elasticidad. Y, lo mejor, si falto a clase el remordimiento no es por el dinero, si no por el ejercicio.

Debes saber que hay diferentes tipos de Pole Dance, como el Exotic o el Sport. Y qué, además hay asociaciones que están luchando para que Pole Dance Sport se reconozca como deporte de los juegos olímpico.

Mi consejo, si quieres empezar a probar este deporte, primero quítate los prejuicios y disfruta. Da igual tu peso, tu cuerpo, elasticidad o fuerza. Yo empecé desde 0 y poco a poco he ido consiguiendo resultados.